Una fachada deteriorada no solo afecta la estética de tu vivienda, también compromete su seguridad, aislamiento y valor en el mercado. Fisuras, desconchados, humedades o desprendimientos son señales claras de que es necesario actuar. Pero ¿cómo reparar una fachada dañada de forma correcta y duradera?
En este artículo te explicamos paso a paso los métodos más eficaces, los materiales recomendados y los errores que debes evitar. Además, conocerás el coste aproximado de este tipo de trabajos, cuándo es necesario llamar a un profesional y cómo prevenir futuros daños.
Por qué es importante reparar una fachada dañada
La fachada es la carta de presentación de cualquier edificio, pero su función va mucho más allá de lo estético. Protege la estructura frente a la lluvia, el viento, el sol y los cambios de temperatura. Cuando está dañada:
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Pierde capacidad de aislamiento térmico y acústico.
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Aumenta el riesgo de filtraciones y humedades.
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Se deteriora la estructura interna, lo que puede provocar problemas graves.
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Se reduce el valor del inmueble.
Ejemplo real: una pequeña grieta sin reparar puede convertirse en una vía de entrada de agua. Con el paso del tiempo, la humedad penetra en la pared, provocando moho, corrosión y desprendimientos peligrosos.
Tipos de daños más comunes en una fachada
Antes de reparar una fachada dañada, es fundamental identificar el tipo de deterioro. Los más habituales son:
Grietas y fisuras
Pueden ser superficiales o estructurales. Las primeras afectan solo al revestimiento, mientras que las segundas pueden comprometer la estabilidad del edificio.
Desconchados y desprendimientos
El paso del tiempo y la humedad provocan que la pintura, el enfoscado o el mortero se desprendan, dejando la pared desprotegida.
Humedades por filtración
El agua se cuela a través de fisuras, puntos débiles o juntas mal selladas. Esto genera manchas y debilita los materiales.
Erosión y desgaste del material
La lluvia, el viento y la polución van erosionando el material de la fachada, especialmente en piedra o ladrillo visto.
Cómo reparar una fachada dañada paso a paso
Existen diferentes métodos según el tipo de daño. A continuación te explicamos las principales soluciones:
Reparar grietas y fisuras
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Limpieza de la zona afectada: retirar polvo, pintura suelta y restos de material.
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Abrir la fisura en forma de “V” para poder rellenarla correctamente.
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Aplicar mortero o masilla elástica adecuada al material de la fachada.
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Revisar la causa de la grieta (asentamientos, movimientos estructurales, dilataciones) para evitar que vuelva a aparecer.
Reparar desconchados y desprendimientos
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Retirar todo el material suelto o dañado.
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Imprimar la superficie con productos que mejoren la adherencia.
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Rellenar con mortero y alisar.
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Aplicar acabado final (pintura o revestimiento).
Reparar humedades
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Localizar el origen de la filtración.
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Sellar juntas, fisuras y puntos de entrada de agua.
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Aplicar tratamientos impermeabilizantes en la superficie.
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Revestir con materiales hidrófugos.
Revestir la fachada
Una vez reparados los daños, se puede renovar el acabado exterior:
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Pintura plástica o acrílica.
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Mortero monocapa.
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Revestimiento cerámico o de piedra.
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Sistemas SATE (aislamiento térmico por el exterior).
Materiales más recomendados para reparar una fachada dañada
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Mortero de reparación estructural: para fisuras y desprendimientos importantes.
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Masillas elásticas: para grietas superficiales.
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Pinturas impermeabilizantes: protegen contra el agua y la humedad.
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Revestimientos monocapa: ofrecen un acabado uniforme y duradero.
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Productos hidrófugos: reducen la absorción de agua en fachadas de piedra o ladrillo visto.
Coste de reparar una fachada dañada
El precio depende del tamaño de la fachada, el tipo de daños y el material a emplear. Por ejemplo:
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Reparar pequeñas grietas y pintar puede ser más económico.
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Rehabilitar una fachada completa con sistema SATE tiene un coste mayor, pero ofrece aislamiento térmico y estético a largo plazo.
Consejo: pide siempre presupuesto a una empresa especializada para conocer el alcance real de la obra.
Errores comunes al reparar una fachada dañada
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Pintar sobre la superficie sin reparar los daños internos.
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Usar materiales inadecuados que no respetan la dilatación de la fachada.
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No eliminar el origen de las humedades.
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Realizar trabajos sin andamios seguros ni la experiencia adecuada.
Opinión de un cliente satisfecho
“Nuestra fachada tenía muchas grietas y humedades. Albañil Madrid nos hizo un diagnóstico completo y propuso una rehabilitación con sistema SATE. En pocos días la fachada quedó como nueva y ahora tenemos mejor aislamiento. ¡Muy recomendables!”
— José A. (Alcorcón)
Preguntas frecuentes sobre reparar una fachada dañada
¿Cuándo debo reparar una fachada?
Si ves grietas, manchas de humedad, pintura levantada o materiales sueltos, es el momento de actuar.
¿Puedo reparar yo mismo una fachada dañada?
Puedes hacer pequeñas reparaciones, pero para trabajos en altura o daños estructurales lo mejor es contar con profesionales.
¿Es obligatorio rehabilitar la fachada?
En algunos municipios existen inspecciones técnicas de edificios (ITE) que obligan a reparar las fachadas en mal estado.
¿Cuánto dura una fachada reparada?
Depende de los materiales y el mantenimiento. Una fachada bien rehabilitada puede durar décadas.
¿Qué beneficios tiene impermeabilizar la fachada?
Evita filtraciones, humedades y alarga la vida de los materiales.
Conclusión: cuida la imagen y seguridad de tu vivienda
Reparar una fachada dañada no es solo una cuestión estética, es fundamental para proteger la estructura del edificio y mejorar el confort interior.
Si quieres profundizar en los tipos de morteros y revestimientos, te recomendamos visitar el blog de Mapei, un referente en el sector de la construcción y la rehabilitación.
En Albañil Madrid somos expertos en rehabilitación de fachadas, reparación de grietas, impermeabilización y sistemas de aislamiento SATE.
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